Piezas de museo que son memoria del pueblo

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  31/12/2024
El calendario 2025 del IECMA hace un homenaje a la industria juguetera de la Marina Alta

“Con el calendario, aprendemos y recordamos”, decía Rosa Seser, presidenta del Instituto de Estudios Comarcales de la Marina Alta (IECMA), durante la presentación del almanaque de 2025. En esta ocasión nos invita a hacerlo a través de los juguetes, aquellos que produjeron las fábricas de la Marina Alta a lo largo del siglo XX y que forman parte de la memoria colectiva de sus pueblos. Tienen un protagonismo especial las piezas fabricadas en Dénia, donde llegaron a contabilizarse un centenar de fábricas. Pero también las fotografías de catálogo y aquellas que dejan constancia de cómo se usaban como parte del decorado en los retratos de estudio. En total, más de cien imágenes que hablan de una industria próspera a la cual estuvieron vinculados otros oficios, como los de representante y el de transportista.

Los responsables de la edición del Calendario del IECMA 2025 han sido Maite Carrió, presidenta de la Asociación de Amigos del Juguete de Dénia, Jaume Salort y Josep Ahuir, ambos trabajadores del área de Arqueología y Museos del Ayuntamiento de Dénia. La portada se ilustra con la imagen colorida de un niño arriba de un triciclo. La explicación sobre la evolución de la industria juguetera en Dénia y la Marina Alta entre los años 1904 y 2024 ocupa otra página y da paso a los meses del año.

A lo largo de doce páginas -una por cada mes- se reproducen todo tipo de juguetes haciendo constar el municipio de procedencia: arrastres, coches de pedales, trenes, muñecas y casas de muñecas, muebles y vajillas de mesa, juegos de habilidades, veleros... Una selección de piezas que refleja cómo jugaban los niños de antes y también cómo era el mundo en que vivían.

Todos, como indicaba Maite Carrió, pueden considerarse “obras de arte” porque son “juguetes irrepetibles”. Apuntaba que hace falta por lo tanto conservarlos y difundirlos, lo que hace necesaria la ampliación del Museo del Juguete de Dénia, anunciada en su día, y también hacer difusión en las escuelas, añadía.

Una de las características de estos juguetes es su color vivo, que los hace muy especiales. Jaume Salort los define como “piezas de museo, de vitrina”, un bien etnológico al cual se le da relevancia a través de un calendario que, además, pone de manifiesto la importancia de la fotografía de estudio.

De las cerca de cien fábricas que llegaron a coexistir en Dénia solo queda una en activo, Cayro, dedicada a los juegos de mesa. Algunas eran empresas pequeñas pero otras llegaron a tener un centenar de trabajadores. Fueron también el origen de industrias complementarias, como las dedicadas a la fabricación de ruedas u otros componentes necesarios para la producción. Surgió así mismo el trabajo en casa, donde se elaboraban piezas para las fábricas. El ejemplo más claro es el de las muñecas de trapo y sus vestimentas.

Lata, madera, plástico... El juguete de Dénia se exportó a Europa, América y Asia y se exhibió en muchos escaparates de todo el mundo. Sin embargo, muchas empresas no pudieron adaptarse a la llegada del plástico que, con el cambio de gustos, la crisis del petróleo, la competencia exterior y la pujanza del turismo supuso su cierre. Otros se reconvirtieron para producir artículos de camping o de playa, si bien la industria juguetera no volvería a levantar la cabeza.

Rosa Seser destacó en la presentación del calendario la capacidad de la población de Dénia de reinventarse ante las crisis. En una ciudad que ya en los siglos XI y XII producía silbatos y caballetes en sus alfarerías y los exportaba por todo el Mediterráneo y el norte de África, como recordaba Josep Ahuir, en el siglo XX la industria juguetera sustituyó a la de la pasa cuando llegó la fil·loxera y, años después, la del turismo a la del juguete.

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