Santos y creencias para redescubrir la ciudad

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  09/11/2024
Los paneles cerámicos son testimonio de la religiosidad popular

En el siglo XVIII, en un intento de sacar las imágenes del templo y llevarlas a la calle para reforzar el catolicismo, hubo una proliferación de los paneles devocionales

 

Las calles de los pueblos de la comarca exhiben todavía hoy en las paredes de sus fachadas paneles cerámicos con imágenes de santos y vírgenes. Son una muestra de la devoción que se les ha profesado durante siglos. En algunos casos la veneración ha llegado hasta nuestros días -como es el caso en Dénia del Pare Pere o de la Mare de Déu dels Desemparats-, si bien en otros el fervor religioso que despertaron se ha ido desvaneciendo con el paso de los años. De un modo u otro, los paneles cerámicos devocionales son testigos de un tiempo, de un lugar y de unas creencias que han moldeado una sociedad y han dejado huella en el urbanismo de las ciudades. Como parte de su patrimonio artístico y etnográfico, merecen ser conocidos, conservados y protegidos.

            Con el fin de recuperar parte de ese patrimonio para la memoria colectiva, y coincidiendo con la festividad de Todos los Santos, el Área de Arqueología y Museos de Dénia ha organizado una serie de visitas guiadas por el centro histórico para conocer algunos de los más de 80 paneles devocionales que se tienen catalogados. Las visitas -la última se realiza mañana domingo- permiten acercarse a la religiosidad popular y a la iconografía con la que se representa a los santos, al tiempo que descubrir imágenes en las calles que, para muchos, han pasado desapercibidas.

            El auge de los paneles devocionales hay que buscarlo en el siglo XVIII, en un intento de sacar las imágenes a la calle para reforzar las creencias católicas. Suelen ser copias de estampas. Los encontraremos con distintas medidas y formas, aunque en su mayoría son rectangulares o cuadrados, y con tonalidades cromáticas diferentes, dependiendo de la época. Durante los primeros años no llevan estampada la firma del autor. Son trabajos artesanos que no empezarán a salir de los talleres de los artistas hasta el siglo XIX, cuando ya incorporan su firma.

            Estos y otros detalles fue desvelando la guía, la historiadora del arte Jéssica Agulles, durante la visita guiada del 3 de noviembre. Se visitaron nueve paneles cerámicos situados en el centro histórico, Les Roques y Baix la Mar y la primera parada se hizo en la calle Loreto, frente a uno de los paneles devocionales más antiguos, datado hacia 1780 y dedicado a la Mare de Déu dels Desemparats.

            Calles, calvarios, fuentes, lavaderos y hornos eran algunos de los emplazamientos escogidos para colocar el conjunto de azulejos que conforman el panel cerámico. En algunos casos para venerar a los santos, buscar su protección o repeler el mal. Fueron también demostración de poder o de prosperidad económica por parte de las familias burguesas, ya que cualquiera no podía permitirse acceder a ellos. En las grandes ciudades, fueron también encargados por los gremios.

Explicaba Agulles que, tras una primera cocción, las piezas eran marcadas por detrás, de izquierda a derecha y de abajo hacia arriba, para facilitar el montaje. Se les aplicaba una capa de barniz con plomo que les confería un aspecto vidriado y que además protegía de las lluvias. Para realizar el dibujo, solían emplearse tres técnicas que convivieron en el tiempo: a mano alzada, el calco o estarcido y la trepa. Los colores se obtenían mezclando óxido con agua, con arena o con sal y el conjunto se enmarcaba con unas líneas a las que se les podía añadir también una cenefa.

Durante el Barroco, la gama cromática empleada era muy pura y limitada, como se aprecia en algunos de los paneles visitados. Los que se colocaron en Dénia debieron ser realizados en su mayoría por talleres de Manises o Valencia. El de la Mare de Déu dels Desemparats de la calle Loreto, frente al Convento de las Agustinas Recoletas, es especialmente atractivo por la iconografía. La virgen se representa entre cortinillas y a sus pies aparecen, con los atributos que los hacen fácilmente identificables, San Francisco de Paula, San Francisco de Asís y San Pascual Bailón.

Encontramos otro panel devocional dedicado a la misma virgen en Baix la Mar, si bien hay que datarlo más tarde, a finales del siglo XIX o principios del XX. El rosa utilizado en la imagen delata su origen, al tratarse de un color que no se introduce hasta 1880 y cuya fórmula se importa desde Londres. El panel fue retirado hace un tiempo y restaurado, si bien todavía se aprecian los desperfectos causados por el impacto de una bala durante la Guerra Civil. El marco aparece rodeado de una profusa cenefa que encontraremos también en otro panel de Baix la Mar, el de San Juan Bautista colocado en la calle Sandunga.

No todos los paneles son tan antiguos. En la calle Sant Narcís hay uno de reducido tamaño de mediados del siglo pasado (1950-1960). Es de la misma época (1940) el de la Santíssima Trinitat, de colores más vivos y con el marco de color azul. En él se aprecia además la firma, que denota el abandono del trabajo artesano.

“Deixam fer a Deu y fasam lo que ell mana” reza el panel cerámico de la Placeta de la Creu, dedicado al Pare Pere. En los azulejos queda reflejada la fecha en que fue realizado, el año 1858. De dimensiones mayores que los anteriores, fue también objeto de restauración y algunos azulejos desaparecidos fueron sustituidos por otros nuevos.

Del siglo XVIII es también la imagen del dominico Sant Vicent Ferrer, colocada en la calle Sant Vicent de la Mar. Presenta como curiosidad la incorporación de dos azulejos que en su día sustituirían a los originales y que no encajan en el dibujo. Según se aprecia, proceden de otra imagen de la misma época, cuya ubicación se desconoce, que estaría dedicada al mismo santo valenciano.

Cerca de allí, un gran panel cerámico de la Virgen del Carmen de mediados del siglo XX preside la fachada de una de las casas del Carrer Pont. En esa calle, y siguiendo la ruta en sentido contrario, se conserva una imagen de Santa Bárbara, de dimensiones más pequeñas, de 1780. Entre los atributos que la acompañan, la torre en la que fue encerrada y un rayo que desciende de las nubes cuestionado por su extraña forma.

Son solo nueve ejemplos de santos y devociones que han marcado una religiosidad popular ligada, de forma indiscutible, a los problemas y creencias de la población. Por dejadez, por desconocimiento o de forma consciente, algunos habrán sido destruidos con las obras de reforma de alguna vivienda o al levantar nuevas construcciones en el lugar que ocupaban las antiguas. En nuestras manos está que los que quedan en pie sobrevivan al paso del tiempo. Son testigos silenciosos del devenir de nuestra historia y alguien deberá velar por ellos.

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