La ermita de Santa Paula se viste de fiesta

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  25/01/2025

El 26 de enero es una fecha marcada en el calendario local de celebraciones en Dénia. Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que ese día no había colegio y eran centenares las familias que se desplazaban hasta la ermita para celebrar la festividad de Santa Paula. Algunos realizarán mañana domingo un agradable paseo por lo que queda de aquella Dénia rural para participar de la fiesta. No serán tantos como antes. Pero los que lo hagan, nostálgicos muchos de ellos, disfrutarán de una tradición que ha sobrevivido al cambio de siglo. Aunque con un ‘porrat’ agonizante -el único que se mantiene en Dénia- y que ya no es sombra de lo que fue, pero con nuevas propuestas y atractivos con los que la asociación Amics de l’Ermita de Santa Paula intenta dar continuidad a la fiesta. Son los signos de los tiempos.

            Como en los últimos años, los actos darán comienzo con una romería que saldrá de la parroquia de San Miguel al término de la misa de las 11.30 h. Acompañada por los integrantes del grupo Dianium Dansa, la comitiva llegará a la ermita, donde se cantarán los gozos y a cuyas puertas se harán los bailes. El programa oficial continuará con la procesión (16 h.), la misa y el reparto de coca maria y chocolate.

Dos son los momentos de mayor afluencia de gente: el de los bailes y el de la procesión. Recuerdan desde Amics de l’Ermita de Santa Paula que las cosas han cambiado mucho en los últimos años. La mayoría de los integrantes de la asociación forman parte de ella desde que se creó, a principios de los años 90. Recuerda Clara Guardiola, su secretaria, que se fraguó a partir de una reunión celebrada en el antiguo hospital de la caridad. Dolores Marí, conocida como Lolita la del Molí, fue la promotora y quien convenció a los vecinos. Ella fue la primera presidenta de la entidad y también su alma mater durante mucho tiempo. “Fueron años muy bonitos”, comenta Guardiola. El Molí, regentado por la familia Alberola-Marí, se convirtió en el centro de reuniones y Lolita, en la voz de la asociación. “Era una persona emprendedora, dispuesta a llevarlo todo adelante, muy activa, trabajadora y comboianta ”, añade.

En enero de 1991, coincidiendo con la festividad de Santa Paula, se bendijo el estandarte de Amics de l’Ermita en la parroquia de la Asunción, de la que dependía entonces. Los padrinos fueron los niños Pedro Gavilá Guardiola y Raquel Sánchez Febrer. Los festeros estrenaron trajes y se organizaron dos días de fiesta, con cucañas, bicicletas y arròs a banda incluido. Aunque el sábado hizo mal tiempo -cuentan como anécdota que se desplazarse de la iglesia a la ermita dentro de un camión-, el domingo lució un sol espléndido. Coincidiendo con la celebración del centenario del nacimiento del Tenor Cortis, en la ermita se celebraría también ese día un concierto de violoncello y piano.

La ermita lucía como nunca. Había sido restaurada en 1989 por la Escola Taller Castell de Dénia, un proyecto redactado por el arquitecto Josep Ivars, como recuerda el arqueólogo Josep A. Gisbert, director de la escuela taller. La asociación se encargó del resto.

Durante varios años, también en verano, se organizaban actividades en la ermita, carreras, juegos, comidas, reparto de tomacat… Amics de l’Ermita de Santa Paula llegó a participar en las carrozas de Dénia.

José Gavilá sucedió a Lolita Marí en el cargo de presidente. Su hijo, Pedro Gavilá Guardiola, cogería el relevo. Desde pequeño, él ha vivido la fiesta desde dentro y ha sido testigo de cómo han cambiado las cosas en los últimos años. “Antes el porrat era muy grande y ahora solo hay un puesto”, señala, “es una pena que todo eso se pierda”. No es una cuestión que ataña solo a Dénia. Sin embargo, otras poblaciones de la comarca han sabido conservar esta tradición y se mantiene muy viva.

El presidente recuerda que no se ha hecho mucho desde otras estancias a favor de la celebración. Cita los días sin colegio o de media jornada, que permitían sobre todo a los más pequeños acercarse a la ermita y disfrutar de la fiesta de Santa Paula. Para intentar revitalizarla, la parroquia de San Miguel y la asociación decidieron hace unos años trasladarla al domingo siguiente y dotarla de nuevos atractivos. La iniciativa parece haber dado resultado y vuelve a cobrar relevancia. Aunque no como la tuvo décadas atrás. No obstante, Clara Guardiola asegura que “la llama sigue encendida” y mañana domingo -este año sí, el día de Santa Paula- la ermita se vestirá de fiesta.

 

Uno de los primeros oratorios cristianos

Según dejó escrito Roc Chabás, la ermita de Santa Paula fue uno de los primeros oratorios cristianos de la Marina y del Reino de Valencia. La ermita se construyó a principios del siglo XV en la partida del Real de Dénia sobre las ruinas de una alquería o rafal andalusí del siglo XII. Fue concebida como parte de un monasterio para mujeres y su impulsora fue la religiosa Caterina Bas, más conocida como Sor Bassota. A ella se debe también la construcción de una ermita dedicada a Sant Antoni en La Plana de Xàbia, en tierras del Convento de Sant Jeroni, de la que hoy solo quedan algunas piedras.

La muerte de sor Caterina Bas interrumpió la construcción del monasterio contiguo a la ermita, que siguió funcionando ligada a la parroquia matriz de Dénia, la de Nuestra Señora de la Asunción, y convertida en lugar de culto del mundo rural. Con etapas de mayor y menor esplendor a lo largo de los siglos, incluso de abandono, ahora permanece cerrada durante prácticamente todo el año.

En el siglo pasado fueron especialmente participativos la fiesta y el porrat celebrados en torno al 26 de enero, día festivo para los escolares durante un tiempo. Dependiente ahora de la parroquia de San Miguel, ha sido cedida a la iglesia ortodoxa de Ucrania para que pueda realizar allí sus ceremonias religiosas. Con ello, la ermita abre sus puertas de nuevo todos los fines de semana. Una solución que le ha dado nueva vida y con la que, si además se piensa en términos de mantenimiento y conservación, todos salen ganando. También este fin de semana abrirá sus puertas, pero lo hará para rendir culto a la santa, cantar ‘els gojos’ y reunir a quienes siguen manteniendo viva la tradición de la fiesta y el porrat de Santa Paula.

 

 

En las fotografías, la bendición del estandarte en 1991, la ermita vista desde la plaza y algunos programas de fiestas del archivo del arqueólogo Josep A. Gisbert.

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