La pesca de Xàbia denuncia las dificultades para faenar en verano por la insoportable presión que ejerce el deporte náutico

Crece el vandalismo y los conflictos son continuos

El día a día de la pesca en Xàbia es, en estas fechas estivales, un auténtico calvario. Crecen y se acumulan los conflictos de todo tipo y en varios frentes: la pesca furtiva, una presión náutica “brutal y horrible”, las motos acuáticas, el vandalismo y, en definitiva, la falta de control y ordenamiento sobre el litoral. Los pescadores de Xàbia, los pocos que aún faenan, han puesto el grito en el cielo ante lo que consideran una asfixia del sector, a la vez que manifiestan su completa impotencia para hacer frente a los agentes que lo condenan a una lenta agonía.

Apuntan a la administración pública que no hace nada por ayudar a la pesca ni por poner orden, y a la tipología de la actividad náutica que ha cambiado. “Antes procurábamos salir bien temprano para no encontrar tráfico, pero ahora a las 8 ò 9 de la mañana el litoral ya se llena de embarcaciones”, señala Pepe Serrat Soliveres, uno de los pescadores. 

El tráfico es insufrible y dificulta mucho la pesca. Además, les toca soportar algunas muestras de vandalismo. Días atrás cortaron cien metros de red de un barco que probablemente se encuentre en el fondo del mar provocando el deterioro del entorno y afectando a las especies. 

De las capturas, los pescadores ofrecen una perspectiva no menos esperanzadora. “Se recogen erizos de mar, y lapas, aunque sea periodo de veda”, asegura Pepe Serrat Muñoz, otro de los pescadores afectados. Y además, sin ningún tipo de escrúpulo, “suben las fotos con las capturas en las redes sociales”. Advierten que las capturas diarias que realizan las embaraciones, sin ningún tipo de control de peso ni especies, son superiores a las que realizan los pescadores profesionales, sometidos a unos estrictos controles. 

Cada día surgen historias de todo tipo. Es la cara amarga de una actividad que no respeta la pesca y que satura el litoral hasta el extremo. Se alquilan embarcaciones, motos de agua y se ofrecen todo tipo de servicios sin ningún otro propósito que el rendimiento económico. “Xàbia no es sostenible, y si sigue a este ritmo algún día rebentará todo”, se lamentan.

“Hace años que molestamos”, asegura uno de ellos, apuntando al ninguneo ante la visita del conseller la pasada semana para hablar de la vigilancia sobre la posidonia, ya que ni tan solo fueron invitados. “Es todo una mentira”. Ni hay vigilancia, y en cualquier caso las autoridades se muestran laxos en la aplicación de las normativas, matizan. “La náutica a día de hoy tiene mucho poder”, subrayan los pescadores. 

Amadeu Ros, el más veterano de los pescadores, insiste en que “queremos una mar saludable y productiva para nuestros nietos”, y se muestra esperanzado de que la pesca artesanal pueda durar “cien años más”. Pero para ello hace falta el compromiso de distintos sectores, también el científico, de los expertos marinos y las administraciones públicas. De momento, el Pòsit de Xàbia ya trabaja en un estudio para declarar algunos espacios del litoral como reservas integrales, para salvaguardar el futuro de la pesca.