Perspectiva ginecológica en la prevención y detección del cáncer de mama
El Día Mundial del Cáncer de Mama, celebrado cada 19 de octubre, es una fecha clave en la lucha contra las enfermedades más comunes que afectan a las mujeres a nivel mundial. Desde el punto de vista ginecológico, esta fecha no sólo busca sensibilizar sobre la importancia de la detección temprana, sino también destacar el papel crucial de la prevención y el tratamiento integral de esta patología.
El Dr. Omar Zamora, especialista en Ginecología del Hospital HLA San Carlos de Denia explica que, “el cáncer de mama es una enfermedad que se origina en las células del tejido mamario, donde se produce un crecimiento anormal de las mismas. La Ginecología, como rama de la medicina encargada de la salud reproductiva femenina, juega un papel esencial en el diagnóstico precoz y la vigilancia continua de esta enfermedad, especialmente en las etapas iniciales”.
El ginecólogo es, a menudo, el primer profesional de la salud que detecta signos de alerta en las pacientes, lo que subraya la importancia de las consultas ginecológicas regulares para la detección temprana. Las guías internacionales recomiendan que todas las mujeres a partir de los 40 años se realicen una mamografía anual o bianual, aunque este protocolo puede variar en función de los antecedentes familiares y otros factores de riesgo, pudiendo complementarse con otras pruebas como la ecografía mamaria y la resonancia magnética nuclear según el caso.
Desde una perspectiva ginecológica es fundamental identificar los factores de riesgo del cáncer de mama. Entre estos factores de riesgo podemos destacar los siguientes: la edad (después de los 50 aumenta el riesgo), el historial familiar (presentar antecedentes familiares de cáncer de mama), los factores hormonales (una menstruación antes de los 12 años o una menopausia después de los 55 años eleva el riesgo), los factores reproductivos (la edad avanzada en el primer embarazado o no haber tenido hijos también están asociados a un riesgo mayor) y el estilo de vida (el consumo de alcohol, la obesidad y la falta de actividad física son factores que pueden influir).
El Dr. Zamora destaca que “una de las principales contribuciones de la Ginecología a la lucha contra el cáncer de mama es la detección precoz, la cual mejora significativamente la tasa de supervivencia. Las herramientas diagnósticas incluyen la autoexploración mamaria o la exploración por un clínico para detectar anomalías en sus senos, tales como bultos, cambios en la textura de la piel o secreción en los pezones. Como pruebas de imagen es fundamental la mamografía, a partir de los 40 años en población de bajo riesgo y se recomienda hacerla con un periodo de 1 a 2 años. Además, se requiere la ecografía mamaria, especialmente útil en mujeres con tejido mamario denso y la resonancia magnética indicada en pacientes con alto riesgo”.
El tratamiento del cáncer de mama implica un abordaje multidisciplinario que incluye cirugía, desde la extirpación del tumor hasta la extirpación total de la mama, quimioterapia, terapia hormonal o inmunoterapia, según el tipo y etapa del cáncer, radioterapia, a menudo complementaria a la cirugía y rehabilitación y seguimiento, donde el papel del ginecólogo es esencial, particularmente en el diagnóstico precoz, asesoría reproductiva, prevención y seguimiento de la enfermedad, así como de los posibles efectos adversos de algunos tratamientos.
El cáncer de mama no sólo afecta físicamente a las mujeres, sino que también tiene un fuerte impacto emocional. Los ginecólogos, al estar involucrados en la salud integral de la mujer, desempeñan un papel crucial en proporcionar apoyo emocional y derivar a las pacientes a la Unidad de Psicología y a otros servicios de apoyo.