Venta de Posa, mucho más que brasa
Casa Meua és Casa Teua fondea en un restaurante con largo recorrido que se ha labrado una identidad propia sin dejar de abrazar la tradición
Rosa y Juan Montaner Vicens son la cabeza visible del restaurante Venta de Posa. Son la segunda generación de una familia con 41 años de dedicación a la hostelería, que no son pocos. En la partida Fredat, a un paso de La Xara, el establecimiento que sus padres abrieron en sociedad en 1983 y regentaron después en solitario sigue siendo un referente de la cocina de la Marina Alta. Lo fue en los primeros años por sus arroces, sus carnes a la brasa y sus platos tradicionales, sencillos y sin sofisticaciones. Lo es ahora por haber sabido mantener esa tradición gastronómica que les ha caracterizado y que tan bien se ha transmitido de padres a hijos. Estos la han dotado de un toque de creatividad, una cocina evolucionada donde lo auténtico, lo de siempre, sigue tirando del carro. Ahora, con el aliciente añadido de la evolución de una oferta con la que dar respuesta a unos paladares cada vez más exigentes. Porque en esto del comer, como en todo, las cosas cambian y los gustos se educan.
Casa Meua és Casa Teua, la iniciativa de Els Magazinos para homenajear a las familias con tradición hostelera que han hecho de la nuestra una gran comarca gastronómica, fondea este mes de febrero con el apoyo de Cerveza Turia en el restaurante Venta de Posa. La cena, el día 29, será un tributo a la cocina de siempre y a quienes han sabido de hacer de ella un reclamo para disfrutar, compartir y vivir la Marina Alta sin perder el ritmo de los tiempos, dando un paso hacia delante cuando ha habido que darlo y tirando siempre de lo que se tiene más cerca: el recetario tradicional y el producto de proximidad y de temporada.
Hablar de la Venta de Posa en los años 80 y 90 era sinónimo de cocina arraigada a un territorio, el de la comarca. Arroces, carnes a la brasa y tapas populares eran su fuerte, y lo siguen siendo. También lo fue el baile, con dúos primero y orquestas de cinco o seis músicos después que hacían inolvidables aquellas largas veladas del fin de semana. El baile dejó de hacerse años después, pero durante mucho tiempo fue uno de los grandes alicientes del negocio.
Juan Montaner Vaquer y Consuelo Vicens Pardo empezaron en esto de la hostelería con unos amigos en el Camping Edén del Sol. Ellos estuvieron al frente del bar del camping y tras su cierre, los tres socios montaron en 1982 el restaurante Drassanes. Un año más tarde comprarían la Venta de Posa. Con el tiempo, Juan se haría cargo de la Venta y Rafael Marsal, otro de los socios, del local del puerto de Dénia.
El restaurante Venta de Posa pronto se convertiría en un reclamo para la gente de Dénia, de la comarca y de más allá, por su cocina y por sus cenas con baile. “Viernes y sábado venía también gente de Gandia o de Valencia”, comenta Juan Montaner Vicens, quien recuerda cómo el local fue objeto de varias reformas y ampliaciones.
Referente para La Xara, y escenario de largos almuerzos, fue lugar de celebraciones, ya fuesen bodas, comuniones, aniversarios o despedidas de solteros, que de estas últimas se hicieron muchas.
En 2013, se hacen cargo del restaurante los hijos del matrimonio Montaner Vicens: Juan, Rosa y Elena, esta última tiene ahora otra dedicación. “El negocio había cambiado, la gente ya no salía a bailar a los restaurantes y tuvimos que ir acoplándonos a la nueva realidad manteniendo la cocina tradicional y dándole toques de modernidad”, explica Juan. Si demandadas fueron sus ‘picaetes’ de siempre -como las cocas, las albóndigas, el polp amb penques o el bull amb ceba-, también lo fueron los menús, compuestos por cuatro entrantes, ensalada y un arroz del día, “en los que mis padres fueron pioneros y que todavía mantenemos”.
Muy apreciados por los comerciales que hacían un alto en su rutina diaria en la Venta de Posa -“ahora ya casi no quedan comerciales”, comenta Juan-, también lo eran por los vecinos de la zona, que alababan especialmente su arròs amb fesols. Todavía hoy se incluye en el menú de los viernes y se elabora como antes, como lo hizo durante tantos años Consuelo.
El menú, que ahora solo se ofrece entre semana, los días laborables, mantiene también el puchero que se sigue preparando los jueves, como se ha hecho en los últimos 40 años. Los demás días los arroces van variando.
Consuelo Vicens ha pasado buena parte de su saber hacer a la cocina y aún hoy aconseja y comparte algunos de sus secretos con quienes están al frente. Es el caso del suflé de caramelo que se servirá en la cena del día 29, otro de los clásicos del local.
A la hora de introducir algunos arroces y platos en la carta, el menú es una buena herramienta para hacer pruebas. Se puede comer a la carta a mediodía y por la noche (viernes y sábados). En ella seguimos encontrando platos tradicionales como el polp sec, el capellà o la moixa y otros dotados de un toque de modernidad, como la coca de dacsa con pimientos, berenjena a la brasa y sardina ahumada o la coca de cebolla caramelizada, foie y crujiente de frutos secos. Si antes la oferta de brasa se centraba en las chuletas, el entrecot y la pierna de cordero, ahora tenemos la oportunidad de decantarnos, entre otros, por chuleta de vaca, pluma y presa ibérica o pescado de la lonja.
La carta se cambia dos o tres veces al año para adaptarla a la demanda del cliente. Y pensando en el cliente, en tiempo de pandemia el cocinero, Federico Guajardo, planteó la posibilidad de ofrecer el menú degustación -con el que ya se habían hecho algunos pinitos- solo en un sector del restaurante. Nacía así El Carreter, un espacio diferenciado con dos menús -uno corto y otro largo- que no es más que “la evolución de la cocina de la Venta de Posa”. “Un buen equipo en cocina y en sala” les permite dar servicio a ambos espacios. La aceptación, señala Juan, “ha sido fantástica y la reforma ha valido la pena”.
En El Carreter, restaurante recomendado por la Guía Michelín, los menús degustación cambian todos los meses, con platos “que recuerdan los sabores de siempre”, como el sepionet con botifarra o el suquet de gamba, y productos de proximidad y de temporada, como las alcachofas o las setas.
Con cerca de 400 referencias de vinos en la carta, el 30% son caldos de la zona. “Todavía hay gente que no quiere arriesgar, sobre todo de 45 años para arriba, que recuerda aquellos vinos cabezones que se hacían por aquí y va a lo seguro”, comenta Montaner. “Hoy en día se hacen grandes vinos y a la gente joven le gusta probar cosas nuevas, tiene más paladar y exige calidad en todo, también en la cristalería, la vajilla…”, puntualiza.
Juan Montaner opina que en la hostelería las cosas están cambiando y que Dénia no se puede quedar por detrás de otros municipios de la comarca. “La oferta es buena y las cosas se hacen bien”, añade, “pero hemos de ser atractivos, no solo conformarnos con ser Ciudad Creativa de la Gastronomía, porque la gente se fija mucho en lo que dice y recomienda la Michelin y en quién tiene soles Repsol”.
Con cocina tradicional y de vanguardia, el restaurante Venta de Posa tiene sus puertas abiertas de martes a domingo. También para almuerzos.
El menú de la cena del jueves 29 de febrero, a las 21 h., en la Venta de Posa: Tosta de anchoa y espuma de tomate; Croquetas melosas de jamón ibérico; Un guiño a nuestro "arròs amb fesols i naps"; Berenjena a la brasa, crema de turrón de Xixona y queso feta; Coca de dacsa con pimientos a la brasa, sardina ahumada y velo de panceta;Entraña a la brasa y patata con cremoso de trufa; postre: Souflé de caramelo con helado y toques cítricos. Maridaje: Cervezas Turia e Inedit con dos de los platos y vino. Precio: 55 €. Reservas: 965784672