El reto de ser un ‘erasmus’ en días de pandemia
ROSA RIBES FORNÉS
Ser ‘erasmus’ es una de las ilusiones de muchos jóvenes. Viajar, solos, hacer amigos, nuevas experiencias, conocer otras ciudades, otras costumbres, otra forma de vida … también aprender, claro. La pandemia, la difícil situación sanitaria, el desconocimiento y la inseguridad podían haber sido un freno para todos aquellos que soñaban con ello. Pero hubo quienes creyeron que las movilidades Erasmus eran posibles y asumieron el reto de desplazarse al extranjero para mejorar su formación y sus capacidades con miras a tener un mejor acceso al mercado laboral. En la Marina Alta, Creama apostó por ello y no renunció a continuar adelante con sus programas. Los dos primeros grupos viajaron entre marzo y julio. El tercero lo hará la semana que viene. Destino: Europa.
Los programas Erasmus + de ámbito comarcal puestos en marcha por la Comisión Ejecutiva de Creama en tiempo de pandemia han sido una apuesta decidida de las entidades que forman parte del consorcio: la Diputación de Alicante, Labora, los ayuntamientos de Benissa, Calp, Dénia, Gata de Gorgos, Pedreguer, Pego, Teulada-Moraira y Xàbia. Si la situación sanitaria lo permitía, y siempre ajustándose a lo que indicasen las autoridades en la materia y la normativa de cada país, Creama volvería a tener ‘erasmus’ por el mundo. La decisión se adoptaba en octubre de 2020 y este organismo asumía la coordinación, la gestión, el seguimiento y la justificación de los proyectos.
Los dos proyectos -uno dirigido a estudiantes de ciclos formativos de grado superior y graduados de la UNED y otro para alumnado de ciclos formativos de grado medio y con el certificado de profesionalidad obtenido a través del programa del LABORA Taller de Empleo Marina Alta XI impartido por Creama- serían cofinanciados por los ayuntamientos y el Servicio Español para la Internacionalización de la Educación (SEPIE), encargado de la promoción, difusión y gestión de los Erasmus+.
La primera salida no fue fácil. Era el turno de dos de los tres grupos que han participado en las movilidades. Entre marzo y abril iniciaron su experiencia europea los 16 estudiantes de formación profesional de grado medio y los de certificado de profesionalidad, así como los 4 de FP de grado superior, que hicieron coincidir la movilidad con sus prácticas en empresa. Eran estudiantes de los IES de Pego, Pedreguer, Benissa, Calp, IES Número 1 de Xàbia y los IES de Dénia Historiador Chabás y Maria Ibars, así como los alumnos del taller de empleo de Creama.
Viajaron a Campobasso, Florencia, Vicenza (Italia), Praga (República Checa) y Viena (Austria). Organizar el viaje, como dice Rosario Donderis, gerente de Creama, “supuso un gran reto”. “Las condiciones sanitarias en ese momento no eran las más adecuadas y por tanto se tuvieron que reajustar todos los calendarios, protocolos de actuación, protocolos sanitarios, planificación de viajes y estancias”, explica. Los imprevistos y los cambios de última hora obligaron a hacer un esfuerzo mucho mayor. Había que atenerse a una normativa cambiante, coordinarse con las empresas donde se iban a realizar las prácticas y gestionar el alojamiento. El esfuerzo fue compartido. También los centros de enseñanza como los socios europeos realizaron una labor de vigilancia y seguimiento de todas las particularidades de la situación sanitaria en cada país y en cada momento.
Todo, dice Dondereis, “se subsanó con la buena voluntad y cooperación tanto de los centros educativos, como de los socios intermediarios en los países de destino, como por parte del Consorcio”. Ellos tenían muy claro que la prioridad era “salvaguardar la seguridad y salud de todos los participantes y siempre se ha transmitido que no se realizaría ninguna movilidad si no contábamos con todas las medidas sanitarias que garantizaran la seguridad para el alumnado”. Se solicitó también al alumnado un ejercicio de responsabilidad en el cumplimiento de las normas y protocolos que se exigían en los países donde se iban a realizar las estancias.
Había otra cosa que Creama tenía muy clara: se debían hacer todos los esfuerzos para garantizar que los jóvenes no perdiesen esta oportunidad, subraya la gerente.
Fueron momentos difíciles, todavía no había empezado la vacunación y el alumnado que se desplazaba al extranjero solo podía salir con una PCR negativa. En el país de destino, había que respetar los protocolos en cuanto a cuarentenas y demás.
La experiencia resultó satisfactoria. Desde Creama se resalta que todos los participantes demostraron “su vocación y su determinación”. No hubo además ningún positivo ni ninguna persona confinada, “lo cual también ayuda a tener un muy buen recuerdo de la experiencia”.
Lo que sí que hubo fue valentía por parte de todos, mucha. Y todo se hizo mucho más fácil y llevadero “con la ilusión y tenacidad del alumnado”, añade la representante del Consorcio. Incluidas la cuarentena y los imprevistos. Una de las alumnas tuvo que realizar sus prácticas on line, pero siempre con un día a la semana presencial en el que se compartía todo lo aprendido. “Ella ha hecho un balance muy positivo de su estancia, a pesar de las condiciones que les tocó vivir, que lamentablemente no fueron las que experimenta cualquier erasmus cuando realiza su movilidad”, comentan desde Creama..
Los 6 estudiantes de la UNED que salen la semana que viene con destino Praga (República Checa) e Viena (Austria), en la que será la última movilidad del programa, estarán también tres meses en el extranjero. “Se van en unas condiciones sanitarias mucho mejores”, apunta Rosario Donderis, “porque todos se van vacunados y en general la situación se ha normalizado bastante”.
La gerente del Consorcio recalca que los programas Erasmus+ que gestiona y que son cofinanciados desde los ayuntamientos “son una manera de dar una oportunidad a más jóvenes desde la administración local”. Su oferta se suma a la oferta de los institutos, que gestionan también otros proyectos europeos, y por tanto los beneficiarios de la comarca son más. La finalidad es mejorar competencias que faciliten el acceso al mundo laboral -Donderis se remite a la experiencia de un programa anterior, desarrollado entre 2018 y 2019, a raíz del cual hubo quien consiguió un contrato de trabajo en el extranjero que le permitió regresar a trabajar durante un tiempo al lugar donde había realizado las prácticas- pero los Erasmus son también una experiencia de vida que permite mezclarse con estudiantes de fuera del centro y de fuera del país.
“Para la entidad Creama es un auténtico placer poder ofrecer oportunidades de movilidades europeas a todas estas personas y el hecho de haber compartido estos proyectos Erasmus en pleno COVID, es una experiencia que une todavía más y hace realidad nuestro lema Treballem Junts Per La Comarca”. “Pensamos que nunca se olvidará”, añade.