Vicente Belliure, un hombre con estrellas por todo el mundo
“Siempre he sido muy atrevido y he trabajado día y noche porque los diseños de los barcos los tenía en mi mente"
DÍDAC VENGUT
Centenares de barcos han surcado las aguas de todo el mundo con una estrella de seis puntas como marca identificativa o distintivo de su creador, Vicente Belliure. Un hombre que empezó de aprendiz, con apenas 15 años, y se convirtió en un gran diseñador de barcos de pesca y yates a vela y a motor en los astilleros de su pueblo de adopción, Calp. Belliure ha sido, sin duda, un avanzado a su tiempo, cualidad que distingue a los genios. Y más, si tenemos en cuenta que en la década de los 50 del siglo XX no había ordenadores ni programas informáticos. Todo se basaba en horas y horas de trabajo para superar dificultades y retos hasta conseguir lo que tenía en mente. Lo más curioso del caso es que toda su familia trabajaba en el sector ferroviario, pero Vicente apostó por el mar y su ingenio, capacidad de trabajo y atrevimiento lo llevaron al éxito.
Así lo reconoce cuando asegura que “siempre he sido muy atrevido y muchas veces pienso cómo es posible que, sin ningún título ni estudios, he hecho todo esto”. No le gustaba estudiar y su padre lo mandó a trabajar a un astillero en Alicante. Allí aprendió el oficio, desde la base, y a los pocos meses, recuerda, construyó con sus manos un bote de 3,5 metros. “Mi padre pensaba que me cansaría pronto de trabajar y volvería a estudiar. Pero se equivocó”, apunta Vicente.
En 1953 está en Calp para montar su primer astillero en la playa situada frente a la Avenida Gabriel Miró. Un temporal lo destruye todo y se desplaza a una playa dentro del puerto dónde está poco más de un año antes de marchar al actual emplazamiento de Astilleros Belliure, en la falda del Peñón de Ifach. “La plataforma era muy pequeña y utilizábamos la playa de El Racó para hacer los barcos, algunos de gran eslora”, indica. Belliure era el dueño y el diseñador, pero actuaba como un operario más. “Yo hacía prácticamente de todo, codo a codo con los operarios. Trabajábamos día y noche porque había muchos pedidos”, apunta. Y es así porque, según cuenta, construyeron más de 160 barcos de pesca, que se dice pronto. Del primero al último con la presencia de la estrella de seis puntas “inicialmente tallada, en relieve, pero luego, como íbamos muy rápidos, de mentira, solo atornillada”, confiesa el diseñador.
La base de tantos pedidos es, según su opinión, “porque hacía barcos diferentes, con detalles propios que no tenían otros. Lo estudiaba todo mentalmente para que los barcos tuvieran más estabilidad y velocidad, con menos maquinaria, proas redondas, etc. Un sinfín de cosas nuevas que eran propias y funcionaban”. Astilleros Belliure llegó a tener 130 hombres en plantilla y doce barcos en construcción a la vez. “He tenido muy buenos operarios, gente muy válida. Aquello fue una escuela de profesionales de todo tipo. Todos eran dueños, por decirlo de algún modo, porque ponían mucho interés en su trabajo”, dice Belliure.
DE LA PESCA A LOS YATES
Belliure es un enamorado del mar y le gusta mucho navegar. Construyó un yate de poliéster para uso propio y vio que ese era el camino una vez que el sector pesquero iba a menos. Se dio a conocer en la decimotercera edición -recuerda- del Salón Náutico de Barcelona e inició una carrera meteórica en el sector de los yates, primero a vela y luego a motor. “Como yo no tenía ningún título, por motivos de marketing, yo hacía los diseños y los firmaba un ingeniero”, dice Belliure mientras sonríe. En 1974, en los astilleros se estableció una división de embarcaciones de recreo y se introdujeron nuevos materiales para la construcción, especialmente el poliéster reforzado con fibra de vidrio. Desde entonces, el equipo de trabajo construyó más de 170 embarcaciones con los yates de vela de la serie Endurance, de 30, 35, 40, 41 y 50 pies de eslora. Todos diseñados por el arquitecto naval Peter Ibold y Belliure. Diseño tradicional con acabados de primera calidad, cuidando a la perfección los detalles de carpintería.
La evolución estaba ya en marcha y fue necesario actualizar las instalaciones con modernos equipos y maquinaria de carpintería, electricidad, pintura y con sofisticados equipos para trabajar las resinas de poliéster y epoxy, nuevas fibras de vidrio, kevlar, carbono y materiales de sándwich en los procesos de laminado. El astillero comenzó a producir los yates a vela de 63 a 86 pies, con el sello de Belliure y del ingeniero naval Ron Holland.
A mediados de los años 90 apareció el modelo Belliure 48MY, una nueva línea de producción que se adaptaba al mercado y que, poco a poco, dio paso al diseño de otros modelos a motor como el Belliure 40MY, 43MY, 46MY y 60MY. El Belliure-Endurance 50SY está basado en el clásico y original Belliure 50 a vela, apunta Vicente.
Tras 64 años de actividad, los Astilleros Belliure cerraron a mediados de 2017. A pesar de su avanzada edad, Vicente no está quieto y se maneja bien en Facebook, con el teléfono móvil y con el whatsApp, aunque le falla un poco el oído. Incluso nos cuenta que está escribiendo sus memorias, que seguro serán muy interesantes. De la amena conversación se desprende que el diseñador se siente muy satisfecho por todo lo vivido durante años y años de duro y esforzado trabajo. “Tengo constancia que siete u ocho barcos míos han dado la vuelta al mundo e, incluso, alguno de ellos en solitario”, subraya. Y con la estrella de seis puntas como guía de su origen de nacimiento, Calp.